Experiencias Personales con el Hermano William M. Branham
Mi familia se mudó a Beaumont, Texas en 1949, cuando mi padre vino a ser pastor en la iglesia del Evangelio de Emanuel. Poco después, nos enteramos de que había un hombre con el nombre de William Marrion Branham que estaba llevando a cabo unas reuniones de sanidad Divina en Houston, Texas, que era menos de 100 millas de distancia. Tenía 16 años de edad en ese tiempo y ya había recibido el bautismo del Espíritu Santo y había tenido la experiencia de hablar en lenguas. Había leído sobre el tema de sanidad Divina, y había leído de todos los milagros en la Biblia, y los creía. Desde la edad de nueve años, había citado Hebreos 13:8, Jesucristo el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. Pero no tenía ni idea de lo que realmente significaba.
El Hermano Branham estaba en el Coliseo de Sam Houston el 23 de Enero en el año 1950. Llegamos suficientemente temprano para poder lograr un asiento en el nivel de abajo, en frente del pulpito aproximadamente once filas para atrás. Mientras el servicio empezaba, el primer orador fue el Hermano Gordon Lindsay, seguido por el Hermano F. F. Bosworth. Después de él vino el Hermano Branham, Y mientras que miraba a través la audiencia, el dijo, “Buenas tardes, amigos.” Fue tan personal; yo pensé que me estaba hablando a mí. Me levanté del asiento y me pare delante de la plataforma en el lado izquierdo cerca del pulpito, porque pensé que el hombre me había hablado a mí.
Cuando llamó por la línea de oración, aproximadamente 15 personas pasaron adelante. Descubrí que de donde yo estaba parado, podía ver directamente la línea de oración. Nunca había visto una antes, y no sabía que esperar. La primera persona fue un niño de siete años de edad que había sido ciego desde su nacimiento. El Hermano Branham tomó el niño de la mano y nos pidió que inclináramos nuestras cabezas mientras que oraba por el niño. Tan pronto que termino la oración, el niño empezó mirar alrededor como que él podía mirar. Todos empezaron a alabar a Dios. Mi pensamiento fue, “¿Cómo se que el muchacho era ciego?” Ellos sostenían un pañuelo y el niño alcanzó la mano y lo arrebató. Mantuvieron un cordón del micrófono y el niño piso sobre él. El Hermano Branham dijo al niño, “Ahora, corre de nuevo con tu papa.” El niño voltio y miró la audiencia de aproximadamente 11,000 personas. Nunca había visto su padre.
Cuando el niño había sido llamado a la plataforma, se acercó un hombre y se paro junta a mí. El hombre llamó al niño por su nombre. La plataforma era aproximadamente cuatro pies da altura, y el niño se acercó hasta el borde de la misma y se lanzó en los brazos del hombre. Jugó con la corbata roja del hombre, y viendo las lágrimas del hombre las tocó. Entonces empezó a tocar la cara del hombre, así como un niño ciego lo haría. Era su padre. Él lanzo sus brazos alrededor del cuello de su padre y me miró directamente. Yo sabía que había visto un milagro. Este fue el comienzo del cambio de mi vida.
Allí también fue una joven dama con un niño de seis años de edad que había nacido sin pies. El Hermano Branham lo tomó en sus brazos y le pidió a ella que le quitara los calcetines. Una vez más, nos pidió que inclináramos nuestras cabezas, lo que hice. Pero otra vez, miraba hacia arriba al Hermano Branham mientras él oraba. Yo no fui el único que estaba mirando, porque en medio de su oración parecía que el Hermano Branham dejo caer al niño, y muchos en la audiencia dieron un suspiro de susto. En frente de mis ojos, yo vi dos piececitos ser creados. Esto todavía me afecta hasta este día. Cuando veo los pies de los recién nacidos, conmueve algo en mi alma debido a este milagro que vi.
Incluso mientras yo estaba llorando sobre esto. Otra dama caminó al frente del Hermano Branham. Les había dicho a los de la línea de oración, “Ustedes deben confesar sus pecados y ponerlos debajo la Sangre, porque yo no soy responsable de lo que El me enseñe.” Estando esta joven ante el, dijo,”Joven, no quiero avergonzarte, pero has sido infiel a tu marido.”
De inmediato toda la audiencia quedo en silencio, con la excepción de un hombre que saltó de su asiento gritando y corriendo hacia la plataforma. El Hermano Branham volteo y dijo, “Esta bien, déjenlo que venga. Es su esposo.” Esto me hizo pensar: “¿Como sabia él que era su marido?” Cuando el hombre llegó a la plataforma, el Hermano Branham dijo, “¿Que de ti y tu secretaria de pelo rojo el viernes pasado en un motel?” Continuo diciendo, “Ambos no han pecado en contra de Dios; han pecado uno en contra el otro. Han quebrado sus votos matrimoniales y necesitan confesarlo y arrepentirse entre si, perdonarse uno al otro, renovar sus votos, y volver a casa y ser fieles uno al otro.” Esos son buenos consejos.
Años después, le pregunté como es que él sabía si alguien se había arrepentido y puesto sus pecados bajo la Sangre. Él dijo, “Eso es fácil, Hermano Green. Cuando alguien confesa sus pecados, Dios es fiel en perdonar. No solo perdona sus pecados, Él olvida sus pecados. Y si Él los olvida, Él no puede mostrármelos a mí. Por lo tanto, cualquier cosa que me muestre, sé que no ha sido confesado.
En la noche siguiente hubo un debate sobre la sanidad Divina. El Doctor Best, un predicador Bautista que no creía en la sanidad Divina, retó al Hermano Branham a un debate. Él Hermano Branham rehusó no queriendo argumentar. Los periódicos publicaron los desafíos del Doctor Best. El Hermano F. F. Bosworth le pidió al Hermano Branham si él podría tomar su lugar en el debate. Él Hermano Branham consintió con la condición que no llegaría a ser un escándalo.
Esa noche, el Doctor Best insistió que comenzara el Hermano Bosworth. El Hermano Bosworth dijo que tenia aproximadamente 600 referencias escritúrales que muestran que la actitud de Cristo hacia la enfermedad es la misma hoy así como siempre ha sido. Él declaró que si el Doctor Best podría tomar cualquiera de estas referencias escritúrales y con la Biblia probar que la actitud presente de Cristo no es exactamente la misma hacia los enfermos así como siempre ha sido, entonces Él se consideraría de haber perdido el debate. El Doctor Best dijo que él respondería al tomar su turno. Una pregunta que el Hermano Bosworth le hizo al Doctor Best fue que si los nombres redentivos de Jehová se aplicaban a Jesús, si o no. Si los siete nombres compuestos de redención no se aplican a Jesús, entonces Jesús no era Jehová-Jiréh, que es “Él Señor Proveerá un Sacrificio.” Pero si Jesús si es Jehová-Jiréh, entonces Él también es Jehová-Rafa, que es “Él Señor que Sana”. Él Doctor Best no tenía respuesta.
Cuando Él Doctor Best tomo su turno, Él enseño que la sanidad Divina se aplicaba en la resurrección cuando “esto mortal se vista de inmortalidad.” No dio respuesta a ninguna de las referencias bíblicas que Él Hermano Bosworth le había presentado. Él Doctor Best reclamó que los Bautistas sabían mejor que creer en la sanidad Divina. Él Hermano Bosworth desafió esto en una forma agradable y amable. Preguntó cuantos Bautistas se encontraban presente, y varios cientos de personas se pararon. Entonces preguntó que si cuantos de ellos habían sido sanados por el poder de Dios esa semana, y aproximadamente 300 permanecieron en pie. Él le dijo al Doctor Best, “No tienes argumento con migo. Usted debería discutir con su propia gente.”Yo pensé que él Hermano Bosworth utilizó sabiduría esa noche. Él Doctor Best golpeó el púlpito con su puño y dijo que la gente puede decir cualquier cosa, pero eso no lo hacía correcto. Cuando él Doctor Best vio que él no convencía la audiencia, comenzó a llamar por él “sanador divino” que fuera traído adelante, tratando de hacer una burla de él.
Finalmente se detuvo el debate. Él Hermano Bosworth le dijo a la audiencia que él sabía que él Hermano Branham estaba en la reunión y si él quería despedir la audiencia, podría bajar. Él estaba en el balcón, después supe que él Hermano Branham dijo que el Ángel del Señor vino a él y le dijo que podía bajar. Recuerdo viéndolo entrar en mi visión periférica mientras que bajaba a un lado de la plataforma. Casi puedo oír al Hermano Branham en el tono de gentileza y humildad que habló. No había ningún sentimiento o atmosfera de animosidad o venganza. No había ningún sentimiento de “usted está equivocado y yo estoy en lo correcto.” La única manera de que un hombre pueda verdaderamente representar algo así es porque realmente no existen malos sentimientos, a lo contrario otra persona pudiera normalmente detectar y discernir tales sentimientos.
Él Hermano Branham fue tan dócil esa noche así como lo había sido la noche antes cuando por la primera vez saludó al la audiencia y dijo, “Buenas tardes amigos.” Le dijo a la audiencia que no guardaran algún mal sentimiento hacia el Doctor Best porque él es nuestro hermano, y él Doctor Best tiene el derecho de creer en su propia manera. Él declaró que él Hermano Bosworth había probado que la sanidad Divina si estaba en la Biblia y que él Doctor Best no podía probar lo contrario. Continuó diciendo, “Ahora, yo nunca he dicho que soy un sanador divino. Yo no sano la gente. Lo único que hago es predicar la sanidad Divina por la cruz y por la Biblia. Mi hermano aquí predica la salvación pero él no es un salvador divino. Yo predico la salvación y tampoco soy un salvador divino. También predico la sanidad Divina, pero eso no me hace un sanador divino. Yo solo hago mis declaraciones, y si son verdaderas, Dios las respaldará. Si digo algo falso, Dios no honrara algo falso. Él siempre honrara la verdad, yo digo la verdad, y Dios conoce la verdad.”
Él Doctor Best había contratado un fotógrafo que había tomado seis fotos del Doctor Best haciendo gestos hacia él Hermano Bosworth durante el debate. Cuando el fotógrafo desarrolló su película, descubrió que todas sus negativas quedaron en blanco, excepto el último de ellos que mostró el pilar de fuego sobre la cabeza del Hermano Branham en la posición de un aro. El Señor George J. Lacy, Examinador de Documentos Debatidos, examinó a fondo el negativo de esa fotografía, y lo pronunció autentico: “Basado sobre el examen y estudio de lo anteriormente descrito estoy de la opinión definitiva que el negativo presentado para su examen, no fue retocado ni tampoco fue un compuesto o un negativo doble expuesto. Además, soy de la opinión definitiva que el rayo de luz apareciendo sobre la cabeza en una posición de aro fue causada por luz pegándole al negativo.”
Yo no vi ni supe que había bajado un pilar de fuego allí esa noche hasta que se nos fue dicho de la fotografía la siguiente semana, cuando vendieron copias de esa fotografía en la reunión en Beaumont, Texas.
Durante esas reuniones, el 23 y el 24 de Enero de 1950, Dios mismo se actualizó para mí. El ya no era Jesucristo de ayer, 2000 años del pasado, El era Jesucristo hoy. Yo lo vi abrir ojos ciegos, crear pies, y revelar los secretos del corazón. El es el mismo hoy, El no ha cambiado.
La siguiente semana, cuando el Hermano Branham vino a Beaumont, Texas, conocí a su hermano, Howard, que me preguntó si me gustaría ser su navegador alrededor de la ciudad mientras estaban allí. También vine a ser un ujier en la reunión y ayudé aliñar la gente en la plataforma cuando se allegaba el momento de la línea de oración.
En la última noche de la reunión, Howard me preguntó si quería una tarjeta de oración. Tenía un problema intestinal. Esa noche mi número fue el primero que fue llamado. Ayude a poner a los demás en línea, y entonces tome mi lugar en la línea. Cuando pidió por la primer persona en le línea de oración, comencé a caminar hacia él. Cuando llegué dentro 8 o 10 pies del Hermano Branham, sentí como que había entrado en un congelador. El dijo, “Eso no te hará daño, es Su presencia.” Se exactamente lo que quiere decir cuando, en un sermón, le oigo decir a la gente, “Eso no te hará daño.” Vio la banda de ujier sobre mi brazo y me dio las gracias por ser un ujier, entonces dijo, “Veo que tienes un llamado sobre tu vida de predicar el Evangelio.” Si tuviera alguna ves un llamado, allí fue. El dijo, “Mientras estabas sentado allá en aquella silla, tenias una problema intestinal; Usted no lo tiene ya.” Había estado agitado con ese problema toda mi vida. Mi abuelo sufrió con lo mismo. Mi padre también lo tuvo. Yo lo había heredado, pero ya no tengo ese problema.
Ya que era la última noche de las reuniones, cuando llegamos al carro [coche] después del servicio, no podíamos abrir la puerta del carro porque había tanta gente alrededor del vehículo. Howard se arrastró sobre el capó [cofre] del carro y entró en el carro por la puerta al otro lado [donde no se encontraban amontonados en ese lado] comenzó el carro y bajó el cápasete del convertible. Entonces yo levanté al Hermano Branham y lo puse dentro del carro. El tenía sus brazos alrededor de mi cuello. Mientras lo levantaba, el oró por mi.
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Yo conocí a Billy Paul Branham en el año 1952 cuando ambos atendíamos el Instituto Suroeste Bíblico en Waxahachie, Texas. El estaba en el ultimó año de secundaria y yo estaba en el primer año de colegió. Antes que realizaran que yo no pertenecía a las Asambleas de Dios, fui elegido a siete oficios, incluyendo el oficio de presidente del Club de Texas, el presidente de los Futuros Lideres de Negocios de America, el presidente sobre mi grupo de misión, y etcétera. Esto me dio una posición de liderazgo entre los estudiantes en la escuela. Pero con Billy Paul, de inmediato le dejaron saber que él no era bienvenido. Me di cuenta que el vicedecano de los varones se le fue dado la tarea de asegurarse que Billy recibiera los 100 deméritos que se tomaría para poder expulsarlo de la escuela.
Billy era mi amigo, y pronto empecé a ver que estaban prejuiciados en contra de él. Algo tan pequeño como dejando sus pantalones en su cama le costó deméritos, pero yo podría dejar mi cama deshecha con ninguna pena. Utilizando mi posición de liderazgo en el campus, comencé a combatirlo y mantuve a Billy en la escuela unas seis semanas más de lo que querían, pero finalmente fue expulsado. No fue su culpa; simplemente no lo querían allí.
Un día, yo estaba sentado en el vestíbulo del dormitorio de los varones y Billy Paul había entrado en la oficina del decano. Pienso que le estaban diciendo que estaba a punto de ser expulsado. Cuando salio Billy, se fue directamente a su habitación. Un momento después, el decano salió y se paró en la puerta platicando con nosotros cuando el teléfono de su oficina sonó. El fue a contestarlo y cuando regreso de su oficina, preguntó, “¿A donde se fue ese muchacho Branham?” Yo le dije que se había ido a su habitación. El pregunto, “¿Uso el teléfono?” Cuando le dije que no lo había usado, el decano dijo, “¡Era el Reverendo Branham, de Jeffersonville, Indiana, en el teléfono. Me acaba de decirme todo lo que yo le dije a su hijo!”
Yo pensé, “Que bueno que mí papá no puede hacer eso.” De esa experiencia y otras experiencias empecé a ver que el Hermano Branham conociendo los secretos del corazón era semejante al ministerio de Elías.
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En las reuniones en Shreveport, Louisiana en el mes de Noviembre del año 1963, yo le dije al Hermano Billy Paul que si el Hermano Branham volvía a Beaumont, yo patrocinaría sus reuniones allí. El Hermano Branham ya había predicado en Beaumont en el año 1950 y también en el año 1961. Las reuniones fueron programadas para Marzo de 1964. Resultó en ser parte de la última pasada del Hermano Branham en el sur, que comenzó en Febrero en California y terminó en Abril en Florida.
La semana antes que estaba programado de estar en Beaumont, estuvo en Dallas. El Domingo por la mañana le dije a mi congregación, “Si ustedes regresan esta noche, les diré todo lo que sé sobre el Hermano Branham, así sabrán como invitar a la gente a las reuniones.” Esa noche, ya teniendo como 15 minutos hablando de lo que tomaría aproximadamente una hora, yo dije, “El Hermano Branham es el predicador mas largo de aliento que yo conozco, pero vale la pena de ir a sus reuniones porque siempre ocurren cosas sobrenaturales.”
En ese momento sonó el teléfono en la oficina de la iglesia y uno de los jóvenes fue a contestarlo. Era tan blanco como su camisa cuando regresó a la plataforma para decirme que el Hermano Branham estaba en el teléfono. Fui al teléfono y dije, “¿Hermano Branham, sabes lo que estoy haciendo?” [Iba decirle.] Él dijo, “Si se” Cuando logré tranquilizarme, dije, “¿Hermano Branham, estoy equivocado?” El me dijo, “Hermano Pearry, llamé para decirte que hagas todo de lo que está en tú corazón, y si cometes un error, te llamaré”
Durante los próximos dos años, cada ves que sonaba el teléfono, yo pensaba, “¿Qué he hecho?” Me di cuenta que todo lo que hacía, Dios lo veía, y podía mostrarlo a Su profeta. Me dí cuenta que tenía que tener cuidado de lo que decía, lo que hacía, y de lo que pensaba. La primer cosa que el ángel del Señor instruyó al Hermano Branham que nos dijera fue, “Ten cuidado de lo que piensas, porque tus pensamientos hablan mas fuerte ante el trono de Dios que tus palabras.” No lo dices sin primeramente pensarlo. Sus pensamientos de hoy vienen a ser sus acciones de mañana y a continuación se convierten en una parte de su carácter, que es lo único que lleva consigo al partir de este mundo.
Ya que no logramos rentar el auditorio municipal en Beaumont más que tres noches seguidas, programé al Hermano Branham como orador en un banquete de “Gracias” para los comerciantes de la ciudad; luego a la siguiente noche nos fuimos a las reuniones en el auditorio. El día del banquete, el Hermano Branham y yo platicábamos fuera del hotel “Ridgeway Motor Inn” donde ellos se estaban hospedando. Estaba esperando al Hermano Billy Paul para mostrarle como traer al Hermano Branham al banquete y como sacarlo del salón en el Hotel Beaumont. Cuando regresó el Hermano Billy, camine para subirme en el carro con él. Cuando empecé a caminar pasando a un lado del Hermano Branham, el dijo,”Vale mas que te apures si vas a obtener ese corte de pelo.” Me detuve inmediatamente. No necesitaba un corte de pelo. ¿Cómo supo el que iba a la peluquería? Entonces el Hermano Branham compartió con migo como el Señor le había mostrado una visión de mi diciéndole a mi esposa que los muchachos [los cuales vivían con nosotros en ese tiempo] me esperaran para poder llevarlos a la peluquería. Antes de darme cuenta de lo que dije, respondí, “Hermano Branham, yo percibo que eres un profeta semejante a Elías. Tú amas el desierto y predicas contra el espíritu de Jezabel. No deseas fama ni dinero y has llamado a los líderes religiosos de este mundo hipócritas.”
Mientras yo hablaba, el Hermano Branham levantó la mano para pararme, y entonces dijo,”Hermano Green, no digo nada sobre el tema públicamente porque la gente no entiende lo que es un profeta, pero no negaré lo que el ángel del Señor dijo en el Río Ohio en 1933.”Puso sus manos sobre mis hombros y dijo, “Hermano Green, hagas lo que hagas, siempre guarda tu balance en las Escrituras.” De entre todos los consejos que me dio, estoy contento que me dio ese consejo. Cuando yo recibí la revelación de que el era Elías de Malaquías 4:5-6 con un mensaje, mi Biblia vino a ser un libro nuevo.
En Abril de 1964, me estaba quedando en el mismo hotel donde estaba el Hermano Branham durante las reuniones en Tampa, Florida. Después de habernos registrado para nuestros cuartos, el Hermano Branham salio y les pidió a los hermanos que tenían la carga de rentar los cuartos que le consiguieran otro cuarto. Tres semanas antes, en Beaumont, había hecho la misma petición de mí, pues en mi corazón pensé, “Aquí vamos otra ves.” El capto eso en mi espíritu, y voltio a mi y me dijo, “Hermano Pearry, alguien cometió adulterio en esa habitación anoche y no quiero quedarme allí.” Es la razón que yo creo que hombres como el Hermano Branham amaban el desierto. Era el único lugar donde podrían escaparse de los espíritus.
En agosto de 1964, acompañe al Hermano Branham y un grupo de hermanos en un viaje de casería a Columbia Británica. En el viaje yendo hacia el norte, a veces el conducía mi carro mientras yo le leía del manuscrito “La Exposición de las Siete Edades de la Iglesia” que en ese tiempo estaba siendo preparada para su publicación. Un día llegué al final de un capitulo y me dijo que quería tomar un descanso. En ese momento un carro nos rebasó, y un momento después el me miró y me preguntó si sabia algún chiste. Bueno, yo era de Texas, estaba lleno de ellos. Yo pensé, que el Hermano Branham me iba reprender, pero yo sabía que obtendría un trato justo. Respondí que si. El dijo, “¿Vistes aquel carro? Esa pareja va necesitar ayuda más allá en el camino y debemos orar por ellos. Pero la razón por la que quiero que me digas una broma es porque quiero tratar de alejarme de las visiones para poder relajarme por unos cuantos días. Ayúdame para poder relajarme.” Le relate un chiste de un hombre que siempre se dormía en la iglesia y el Hermano Branham golpeaba su mano contra el volante y decía, “esa fue una buena, Hermano Green.” Durante las próximas dos horas intercambiamos historias. El dijo, “Jesús tenía un sentido de humor.”
En las montañas yo siempre era el más lento, en cuanto a la excursión, pero el Hermano Branham nunca me permitía ser el último. Siempre estaba detrás de mí. Cuando íbamos sobre caballo él iba detrás de mí. Nos encontramos encerrados por la nieve por unos cuantos días, y algunos de los hermanos pasaron el tiempo lanzando dardos. Siendo competitivos, algunos querían que todos tomaran parte en un torneo. Note que cada ves que el Hermano Branham jugaba, el nunca ganaba, pero lo había vista lanzar los dardos cuando jugaba el solo y repetidamente le pegaba al blanco. Determine que a la siguiente ves que jugara con el, iba hacerlo que él ganara. Tiré al azar, pero si pegaba al blanco con dos, él solamente la hacía con uno; si yo la hacia con cinco él la hacia con cuatro. Le pregunte, “¿Hermano Branham, porque no ganas?” Él dijo, “¿Hermano Pearry, si existe algún placer en ganar, porque no te doy ese placer a ti?” Él también me mostró en la Biblia la palabra “emulaciones” y me contó como significa competencia. Su humildad era sincera en todas sus acciones.
En el año de 1964 yo tuve el privilegio de sentarme con el Hermano Sidney Jackson y el Hermano Billy Paul en el estudio en Jeffersonville durante unas cuatro horas y media un día, escuchando al Hermano Branham relatar de los cinco acontecimientos de la Palabra Hablada. Mientras el hablaba de las ardías, yo pensaba en mi mismo, “Estoy escuchando a un profeta de Dios, o este es el engañador mas grande que jamás he conocido.” Él paro de hablar y dijo, “Hermano Green, no pienses así, esto es Dios.”
Si eso le aconteciera a usted algunas veces, eso cambia su vida. Nos habló del pez, las ardías, Hattie y los muchachos, la tormenta, y el tumor. Antes de partir de allí, nos paro al Hermano Sidney Jackson y a mí en medio de la piel del oso pardo de punta plateada que apenas había recibido del taxidermista. Mientras nos parábamos allí, él puso sus brazos alrededor de mí y oró sobre mí la misma oración que había orado aquella noche cuando lo levante para ponerlo en el carro de su hermano Howard, 14 años antes. Después de eso recogió una caja de madera, que el Hermano Jackson se lo había regalado en África, despegó la tapa. Dentro de la caja tenía piedras que él había colectado y pulido. Le dio una al Hermano Jackson. Cuando él me dio una piedra de color café, él dijo, “Aquí está un oso pardo.” Años después cuando fui a la Unión Soviética, me di cuenta que su emblema era un oso pardo. Tuve una recepción tan cálida allá que me hace pensar que quizás el Hermano Branham pudo ver que un día me tocaría ir allí. Hasta este día, esa piedrecita es un recuerdo para mi que yo conocí un profeta de Dios.
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En Julio del año de 1965, conocí al Hermano Oscar Galdona, pastor de Venezuela. Después que el Hermano Branham había predicado el servicio de la mañana, el Hermano Galdona se dio cuenta que tenia que saber más sobre el bautismo Cristiano, entonces él preguntó. Después de que habíamos hablado sobre el tema, él pidió de ser bautizado por medio de inmersión en el nombre del Señor Jesucristo, que es el mismo método que todos en la Biblia fueron bautizados. Cuando le conté esto al Hermano Branham, él me dijo que yo lo bautizara, y lo hice esa misma tarde. Cuando él Hermano Branham vino al servicio esa tarde, yo estaba detrás de la plataforma manejando la conexión telefónica, que es como yo transmitía sus sermones a muchos lugares en toda la nación durante los últimos dos años de su vida. La primer cosa que el Hermano Branham me dijo fue, “¿Bautizaste hoy aquel hermano?” Respondí que si. Él dijo, “Ahora, ve y predica por el.”
En aquel tiempo no sabía nada sobre pasaportes y visados. Pero el día 5 de Octubre, 1965, volé a Venezuela. El Herman Galdona había convertido un taller de autobuses en una iglesia. Hubo alrededor 5,000 personas sentadas en la congregación. Mientras estaban adorando al Señor en canto, yo estaba en la pequeña oficina ministerial preguntándome que es lo que estaba haciendo allí. Nunca había hablado a más de un centenar de personas en mi vida, excepto por una ves, cuando trate de dar un testimonio a los “Hombres de Negocio del Evangelio Completo”. Sentado allí en la oficina del Hermano Galdona ese día, tenía miedo. Tomé mi Biblia y oré, “¿Señor, Que en este mundo voy a decirle a esta gente esta noche?” Cuando abrí la Biblia, vi Hechos 4:20 Porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído. Dije, “Eso lo puedo hacer.” Por lo tanto esa noche, empecé hacerlo en decirles de los milagros que había visto en Houston. Tuvieron tres servicios al día, y durante esos servicios continúe relatando cada detalle que sabía acerca del ministerio del Hermano Branham.
Este fue el principió del testimonio que doy de lo que yo he visto y oído al respeto del ministerio y vida del Hermano Branham. Desde entonces, he tenido el privilegio de predicar y contar mi testimonio en 135 países. He volado casi tres millones de millas, y he dado más de 40 años de mi vida a solo un propósito: de ser un testigo fiel de lo que he visto y oído. No soy un gran predicador de misterios ni maestro; mi ministerio es hablar sobre mis experiencias personales y testimonios que yo tengo, y del privilegio de ver estado con el profeta de Dios.
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El Hermano Branham me pidió que empezara una iglesia en Tucson. Había oído que le había pedido a otra persona que hiciera lo mismo, por sea causa me titubeé. Pero continuó haciendo comentarios sobre la necesidad de iniciar una iglesia en Tucson. Poco después en 1965, mientras platicaba con el Hermano Branham, el me dijo,” Hermano Green, ni aun estabas aquí cuando vino mi comisión en Junio de 1933.” Nunca le había dicho la fecha de mi cumpleaños, pero había nacido en el primer día de Julio de ese año. Él me dijo, “Ahora sabemos lo que el “siete” representa en tu fecha de nacimiento.” [Pero no me dijo lo que significaba], El “uno” significa que eres bueno para empezar cosas. Cualquier cosa que empieces en Tucson, empiézalo antes de tú cumpleaño treinta tercero. Tenia 32 años cuando el Hermano Branham me dijo eso, y si no me lo hubiera dicho, yo no me hubiera mudado a Tucson en Noviembre del 1965. Hubiera esperado hasta después el primero del año después de ver presentado mi declaración de impuestos, que es lo que mi familia quería que yo hiciera. Pero después que el Hermano Branham me dijo esto, yo le dije a mi familia, “No lo permita Dios, que si algo le sucedería al Hermano Branham. Si algo sucediera, y no hay iglesia en Tucson, sería un catástrofe para mucha gente.”De modo que ésa es la razón que me mudé a Tucson y inicie Tucson Tabernacle. Tan solo tuvimos la iglesia abierta cinco domingos antes que el Hermano Branham fue quitado de la escena el 24 de Diciembre, 1965.
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En conclusión, quiero decir que fui privilegiado. Yo fui el último ministro que fue ordenado por este profeta de Dios. Fui la ultima persona que fue visto por el en una visión pública. Fui el ultimo predicador a quien el oyó predicar. Tuve el privilegio de ser el ultimo a quien él sirvió la Santa Cena, y fui el ultimo que se lo sirvió a el. El último cheque que él escribió fue escrito a mí para reembolsarme $11,000 que yo había pagado para la impresión del libro “La Exposición de las Siete Edades de la Iglesia”. Fuera de los que fueron involucrados en el accidente, yo fui el primer creyente que llegó a la escena de la accidente y fui el primer creyente de ver la camioneta después de la accidente. Fui el primer creyente de verlo en el cuidado de intensiva después que había sido operado. Fui el primero de verlo después que recuperó su conocimiento. Fui la ultima persona a quien él trato de hablarle. Fui el primer creyente de saber que había pasado de esta vida, yo fui el que le dijo al Hermano Billy Paul, “El doctor quiere verte.” Fui el primer creyente de ver y tocar su cuerpo después que había muerto. Yo fui la persona que lo llevó a la funeraria. Yo fui el primer creyente que lo vio en el ataúd de transporte. Tuve el privilegio y la responsabilidad de viajar con sus restos para llevarlos a Jeffersonville. Fui el primer creyente que vio su cuerpo después que había sido preparado para el funeral. Mis manos fueron las últimas manos que tocaron el cuerpo del Hermano Branham, cuando yo le quité su peluca. Fui la última persona de ver el cuerpo del Hermano Branham mientras que cerraban el cajón. ¿Está bien si yo creo que yo voy a ser uno de los primeros en verle en su cuerpo resucitado, cuando los muerto en Cristo resuciten?
Yo fui privilegiado. Estas cosas no me hacen mas grande, o mas importante, o mas especial que cualquier otro, pero son hechos que ocurrieron en mi vida y mi ministerio con el Hermano Branham. ¿Que escusa tendré en aquel día? Yo conocí al Hermano Branham: yo lo vi; tuve el privilegio de hablar con el, de observarlo, de pasar el tiempo con él. Yo reclamo que he oído todas las cintas del Hermano Branham y de ver leído todos los sermones que han sido transcritos y imprimidos en libros. ¿Que escusa tendré cuando me pare delante de Dios, si no soy obediente a ello? Todo esto no me hace mas importante o mayor que cualquier otra persona; me hace mas responsable.
El Hermano Branham era un hombre; así como Elías, el era un hombre. Él vino a ser un hijo adoptado [como la Biblia se refiere a ello], quien fue amado por Dios, confiado de Dios, y un ejemplo para todos nosotros. Él tenía el carácter para poder manejar la Palabra Hablada. Hasta que nosotros tengamos ese mismo carácter no nos serviría que tuviéramos la habilidad de la Palabra Hablada. ¡Porque sin ese carácter algunos probablemente hablarían a otros fuera de existencia!
Algunos dicen que no hay diferencia entre Jesús y el Hermano Branham, pero Jesús fue nacido de una virgen; el Hermano Branham no. Jesús no necesitó un salvador; El Hermano Branham si. El Hermano Branham decía, “Así dice el Señor.” Pero Jesús decía, “Más, yo os digo.” Alguna gente creo erradamente que el Hermano Branham era Jesucristo, porque esa era la vida que él vivía. Si el Espíritu de Cristo está en nosotros, eso es lo que nuestras vidas deben ser. Que llegue al lugar donde la gente solamente pueda ver Jesús en nosotros.
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En el año de 1969, tome varias noches para relatar mi testimonio a mi congregación en nuestra iglesia: Tucson Tabernacle en Tucson, Arizona. Sin que supiera yo, un grupo de ellos estaban transcribiendo los testimonios y haciendo copias mimeografiadas. Después de que el ultimo testimonio fue terminado, los compilaron en un libro mimeografiado, que fue titulado: “Los Hechos del Profeta”. A la misma ves otro hermano, que había pedido permiso para editar mi testimonio para poder imprimirlo en un libro de bolsillo, trabajó en el. Desde el año de 1969, hemos imprimido decenas de miles de estos libros y han sido distribuidos por todo el mundo. Otros han traducido el libro en sus propios idiomas y los han distribuido.
Para mayor información del ministerio del Hermano Branham, visite nuestro sitio Web en www.TucsonTabernacle.Info. Nuestra sección de investigación ofrece descargas gratis de índices de mas de 1100 sermones que el Hermano Branham predicó; contiene sitios Web donde los sermones del Hermano Branham se encuentran en formato de audio o en texto que pueden ser descargados gratuitamente o ser comprados; también contiene listas de biografías de la vida del Hermano Branham, como también otros libros y artículos. Confiamos que este folleto ha sido una bendición para usted.
Tucson Tabernacle
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Teléfono: 520-623-0381
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